La literatura relata situaciones de la vida; se vale de la palabra escrita para convertir los fenómenos emotivos, fantásticos, sociales, políticos u otros, en textos con calidad estética y propósito recreativo. Estos textos, llamados literarios ubican a la literatura en el terreno del arte, lo cual les permite proyectar múltiples imágenes, debido a que forman parte de un proceso que comienza cuando el autor los escribe y continúa cada vez que son interpretados y gozados por algún lector. De esta manera, un texto literario contiene tantas imágenes como lectores tenga.
Se puede hablar también de diversas literaturas si nos referimos a las obras de lugares específicos: griega, romana, mexicana, hispanoamericana; o de diferentes épocas: medieval, renacentista, moderna, contemporánea.
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) consigna varios conceptos de literatura; en el primero la expone como arte, cuyo medio de expresión es una lengua; posteriormente dice que se trata del conjunto de producciones literarias de una época, de un lugar o de un género. Conjugando ambos, se puede concebir la literatura como la expresión artística que gracias a la lengua produce textos estéticos. En otras palabras, un texto literario es un producto artístico que resulta del proceso creativo de su autor, del contexto en el que se desenvuelve y de la manera en que utiliza el lenguaje para darle calidad estética. El lenguaje literario se conoce por sus marcas de literariedad.
El arte, además de la belleza en todas sus manifestaciones, expresa ideas, emociones y sentimientos, que es lo que le da carácter universal. Esto significa que la obra de arte y, en nuestro caso, la obra literaria, está vigente en toda época y en todo lugar, ya que permite al ser humano identificarse con ella.
MARCAS DE LITERARIEDAD EN EL DISCURSO ESTÉTICO
La literariedad es la característica que determina que una obra específica sea literaria y no de otro tipo. La obra literaria, que es el resultado de diversos procedimientos artísticos, puede ser estudiada de dos maneras: por su contenido y por su contexto histórico social y cultural (en el momento de su producción). En ambos casos, la obra literaria permite la comunicación y la identificación entre los seres humanos de una o diversas culturas, de todas las épocas y de cualquier lugar.
Las marcas de literariedad, que son las evidencias de la calidad artística de un texto literario, se reconocen por la forma en que se presenta el texto (verso, prosa), por los recursos lingüísticos de los que se vale (uso de narrador, diálogo, manejo de tiempo y espacio) o por el uso de figuras retóricas y/o licencias literarias que aparentemente rompen el sentido lógico, pero que a la vez proponen imágenes nuevas con múltiple carga significativa.
En algunos casos, los llamados vicios de dicción -como la cacofonía, los barbarismos o los solecismos- pueden considerarse marcas de literariedad si están utilizados estéticamente, es decir, si se usan con el propósito de dotar de belleza al texto o de darle un contexto cultural adecuado.